Dialogando con Sócrates desde una azotea de Madrid

La historia de la filosofía es la narración de la lucha contra la irracionalidad. Al menos eso dice el profesor César Tejedor Campomanes en su Historia de la filosofía en su marco cultural, nuestro manual favorito de filosofía para Bachillerato:

“Después de veintiséis siglos no es posible proclamar el fin de (esta) historia. Nuevas formas de irracionalidad nos amenazan: hay que seguir haciendo historia hacia adelante. Por ello, también es preciso retomarla desde atrás, para comprender el presente y abrir, así, las posibilidades del futuro”.

Un diálogo para luchar contra la irracionalidad mediante el conocimiento de nosotros mismos y del mundo.

Otro de nuestros manuales favoritos, esta vez de carácter universitario, nos recuerda en su prefacio que:

“la más alta personalidad filosófica de todos los tiempos, el ateniense Platón, expresó en la misma forma literaria de sus obras -el diálogo- la verdadera naturaleza del filosofar”.

(Sócrates, maestro de Platón, es casi siempre el protagonista de los diálogos  platónicos). Así, según el filósofo autor de esta Historia de la filosofía, Nicola Abbagnano, la historia de la filosofía no consiste en una mera sucesión desordenada de opiniones “que se amontonan y destruyen mutuamente”, sino que las diversas doctrinas de los filósofos y filósofas de la historia son “expresiones de un diálogo ininterrumpido" de personas que dialogan sobre su destino. Ese constante dialogar no tiene más valor por el hecho de suscitar acuerdos formales de cierto número de personas sobre determinadas teorías, sino:

“sólo en tanto que suscita e inspira en los demás una indagación que lleve a cada uno a hallar su propio camino”: el valor de una filosofía se mide por su capacidad de servir “como punto de referencia (aunque solo sea polémico) para cada intento de comprenderse a sí mismos y al mundo”.

 

En Leyendo Historia de la Filosofía vamos a intentar continuar este diálogo que comenzó -aunque no únicamente- en la Grecia del siglo VI antes de Cristo, leyendo -con quien de vosotros y vosotras quiera unirse- principalmente (aunque no únicamente) los manuales citados de Tejedor Campomanes y Abbagnano. Otras fuentes para la libre inspiración y la orientación serán el Curso de concienciación filosófica de Antonio Aróstegui, los textos Educación para la ciudadanía y Filosofía y ciudadanía de Carlos Fernández Liria y otros autores (Grupo Pandora), además del clásico Diccionario de Filosofía de José Ferrater Mora. También pediremos consejo y conversación a otros filósofos y filósofas actuales, a ser posible desde lugares elevados, como las azoteas, con buenas vistas y buena perspectiva.

Tal vez alguno o alguna os preguntéis que para qué vamos a hacer esto, que para qué sirve esto de leer historia de la filosofía y tratar de continuar el diálogo iniciado hace dos mil años por filósofos y filósofas que ya no están en este mundo. Para nada -esa es la primera respuesta-, al menos si lo que buscamos es la resolución de algún interés particular más o menos inmediato. Pero también podemos responder: para todo, si resulta que en un descuido -por ejemplo: mirando las estrellas en una noche de verano, pura- nos hemos preguntado -ya con la tripa llena- que qué hacemos aquí, que por qué necesitamos a los otros, que qué debemos hacer, que cómo debemos vivir para ser felices, para ser libres, lúcidos.

 
 
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La historia de la filosofía y el respeto a los grandes filósofos.

La historia de la filosofía nos ayuda a perder el respeto a los filósofos, por grandes que estos nos parezcan: ningún filósofo ni ninguna filósofa se dejó atrapar completamente por sus predecesores: la búsqueda incesante de la verdad reclama una continuación sin fin.

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Empezando a filosofar.

Primeros acercamientos a eso del filosofar.