14. Zenón

Colega y discípulo de Parménides.

Detalle de un fresco de El Escorial pintado por Pellegrino Tibaldi y sus colaboradores, entre los que se encontraba Bartolomé Carducho: “Zenón muestra las puertas de la verdad y la falsedad” (finales del siglo XVI).

 

De la vida de Zenón de Elea (Ζήνων ὁ Ελεάτης) (aprox. 490-430 a. C.) sabemos poco: que fue compatriota de Parménides de Elea, de unos veinticinco años más joven, que conoció las doctrinas de los pitagóricos, que hizo un viaje a Atenas y que participó activamente en la vida política de su ciudad, demostrando gran valentía y muriendo en la tortura por haber conspirado contra un tirano.

 
Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 24-25.

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 24-25.

 
Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 26-27.

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 26-27.

 

Su muerte, como nos narra, entre otros, Diógenes Laercio, fue debida a una terrible ejecución consecuencia de una conspiración contra la tiranía, contra el mal gobierno, y afrontó la muerte valerosamente.

 
Diógenes Laercio, Vidas y opiniones de los filósofos ilustres, traducciones por Luis-Andrés Bredlow, Editorial Lucina, Zamora, 2010, Libro IX, pp. 338-339.

Diógenes Laercio, Vidas y opiniones de los filósofos ilustres, traducciones por Luis-Andrés Bredlow, Editorial Lucina, Zamora, 2010, Libro IX, pp. 338-339.

 

El filósofo griego Platón nos habla de un escrito de Zenón que debía de ser su obra más importante y que consistía en una suerte de “refuerzo” de las argumentaciones de su maestro y amigo Parménides, con el fin de ridiculizar a aquellos que habían pretendido ridiculizar primero las tesis parmenídeas: si consideramos que Parménides tenía razón y que la realidad es una, nos encontramos en dificultades y contradicciones, habían señalado los críticos. Pero si apostamos por la hipótesis de que la realidad es múltiple (como señalan los críticos de Parménides), resulta que desembocamos en mayores dificultades. El método de Zenón consistía, pues, en reducir al absurdo aquellas tesis que niegan que todo es uno, que es lo que había dicho Parménides.

 
Platón, Parménides (128a), traducción de María Isabel Santa Cruz, en Diálogos V, Parménides, Teeteto, Sofista y Político, Editorial Gredos, Madrid, 1988, pp. 37-37.

Platón, Parménides (128a), traducción de María Isabel Santa Cruz, en Diálogos V, Parménides, Teeteto, Sofista y Político, Editorial Gredos, Madrid, 1988, pp. 37-37.

Ibíd., p. 38.

Ibíd., p. 38.

 

Al parecer Zenón construyó más de cuarenta argumentos en su obra perdida, pero solo disponemos de unos pocos que fueron transmitidos indirectamente y de una manera abreviada y no demasiado clara… aún así, los argumentos de Zenón han desafiado a lógicos y matemáticos de todas las épocas, y se centraron en dos aspectos: la negación de la pluralidad de las cosas, por un lado, y la negación del movimiento, por otro.

Alberto Bernabé, Fragmentos presocráticos. De Tales a Demócrito, Alianza, Madrid, 2008, p. 165.

Alberto Bernabé, Fragmentos presocráticos. De Tales a Demócrito, Alianza, Madrid, 2008, p. 165.

 

El primero de los argumentos que dirige Zenón contra la supuesta pluralidad de las cosas (contra la multiplicidad, contra el pensamiento de que hay varias cosas en el mundo) lo conocemos tan solo por una alusión al mismo en la obra de Platón (en su diálogo de título Parménides) y señala que si hubiera muchos seres, estos tendrían que ser, a la vez, iguales y desiguales, lo cual no es posible:

Platón, Parménides (127b y ss), traducción de María Isabel Santa Cruz, en Diálogos V, Parménides, Teeteto, Sofista y Político, Editorial Gredos, Madrid, 1988, pp. 32 y ss.

Platón, Parménides (127b y ss), traducción de María Isabel Santa Cruz, en Diálogos V, Parménides, Teeteto, Sofista y Político, Editorial Gredos, Madrid, 1988, pp. 32 y ss.

Ibíd.

Ibíd.

Ibíd.

Ibíd.

 

Este argumento no parece fácil de entender: ¿qué quiere decir Zenón con eso de que si hay muchas cosas, estas son iguales y diferentes a la vez, lo cual no es posible? Tal vez podemos entenderlo pensando en nosotros, los propios seres humanos: tan similares en tantas cosas y tan distintos en otras. Siempre que compartimos espacio con otros seres humanos hay una tensión -una contradicción- entre la igualdad y la diferencia, entre aquello que nos une y aquello que nos separa, entre aquello que es común y aquello que es particular o diferente: y es que los seres humanos somos, a la vez, iguales y diferentes, lo que supone una contradicción, como señala Zenón. A veces, los seres humanos buscamos resaltar diferencias irrelevantes (como el diferente color de nuestras pieles) e ignorar o no cuidar las diferencias importantes entre nosotros, aquellas que nos permiten ser únicos en este mundo… Esto me recuerda a una letra de una canción titulada “Rap contra el racismo”, no sé si la conocéis (a partir de aquí: 0:50):

Cada uno es único en su especie
no hay motivo ni razón para que se desprecie
es el temor a la igualdad, ignorar lo diferente pues
nos separa una absurda clase social permanente

Chojin y otros - Rap contra el racismo

Otro argumento contra la pluralidad es el siguiente: si pluralidad quiere decir una suma de unidades, la pluralidad no es posible desde el momento en el que la unidad tampoco es posible; y la unidad no es posible, pues la unidad -toda unidad- se puede dividir en partes, partes que a su vez tienen magnitud (tamaño: que pueden ser medidas y divididas), por lo cual tampoco son unidades (pues pueden seguir siendo divididas). Parece que si no existe la unidad, como queda demostrado, tampoco existe la pluralidad.

Alberto Bernabé, Fragmentos presocráticos. De Tales a Demócrito, Alianza, Madrid, 2008, p. 171.

Alberto Bernabé, Fragmentos presocráticos. De Tales a Demócrito, Alianza, Madrid, 2008, p. 171.

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 34-35.

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 34-35.

Sobre este mismo asunto -la imposibilidad de la existencia de pluralidad, esto es, de cosas varias en el mundo- argumenta Zenón lo siguiente: las cosas del mundo serían a la vez finitas (limitadas) e infinitas (ilimitadas). Serían limitadas porque habría las que hay (ni más ni menos), pero serían ilimitadas porque entre una cosa y otra tiene que haber algo (porque si no hay separación serían una sola cosa, como el ser continuo y único de Parménides); ese algo que hay entre cada cosa está, a su vez, separado de las otras cosas por algo, y así hasta el infinito.

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, p. 63.

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, p. 63.

 

Es decir: si aceptamos que hay múltiples seres en el mundo (y no solo uno, como afirma Parménides) la separación entre los seres es inevitable. Si dos seres no están separados, ¿qué los hace ser dos seres y no uno? Y eso que separa a esos dos seres, a su vez ha de estar separado por otra cosa distinta para poder ser algo, y esa cosa distinta por otra cosa más, y así hasta el infinito… increíble argumentación, ¿verdad?

Hay quien piensa que estos problemas de Zenón ya están superados pero yo no lo creo: son problemas todavía vivos. Pasa como con el amor, otra cuestión siempre viva: cuando estamos muy enamorados, imaginamos que los dos somos solo uno, un mismo ser parmenídeo. Pero en algún momento acabamos encontrándonos con la perspectiva de la separación: resulta que no éramos uno, sino que éramos dos. En esta canción el bachatero dominicano Luis Vargas lo explica muy bien (aquí: minuto 1:07):

Me quieres te quiero
Pero entre los dos
Es inevitable, la separación
De ti me separo
Porque ya no puedo
Soportar la angustia
De saber que te quiero
No espero ya nada que venga de ti

Luis Vargas - De ti me separo

 

Con respecto a la negación del movimiento, Aristóteles nos señala que cuatro fueron los argumentos de Zenón:

Aristóteles, Física (239b y ss), traducción de Guillermo R. de Echandía, Editorial Gredos, Madrid, 1995, Libro VI, Capítulo 9, p. 377.

Aristóteles, Física (239b y ss), traducción de Guillermo R. de Echandía, Editorial Gredos, Madrid, 1995, Libro VI, Capítulo 9, p. 377.

 

Esos cuatro argumentos pueden articularse en dos grupos: dos argumentos que se refieren a la posibilidad de que espacio y tiempo se entiendan como magnitudes divisibles hasta el infinito (y así, el movimiento sería un continuo, esto es, que se extiende sin interrupción) y otros dos argumentos que consideran espacio y tiempo como divisibles solo hasta un mínimo (hasta “instantes” o “momentos” mínimos), considerando el movimiento como no continuo, sino compuesto por una serie sucesiva de pequeños “saltos”.

Aristóteles, Física (239b y ss), traducción de Guillermo R. de Echandía, Editorial Gredos, Madrid, 1995, Libro VI, Capítulo 9, p. 377.

Aristóteles, Física (239b y ss), traducción de Guillermo R. de Echandía, Editorial Gredos, Madrid, 1995, Libro VI, Capítulo 9, p. 377.

 

El primer argumento (uno de los dos que considera la hipótesis de que espacio y tiempo son divisibles hasta el infinito y que el movimiento es continuo) es conocido como “la dicotomía” (del griego διχοτομία dichotomía, “división en dos partes”, pues consiste precisamente en eso) establece la imposibilidad del movimiento, ya que “un móvil debe llegar antes a la mitad que al final de su recorrido”: si recorremos un estadio (una pista de atletismo) es obvio que primero, antes de llegar al final, habrá que haber recorrido la mitad de la pista; cuando lleguemos a la mitad de la pista, todavía tendremos que recorrer la mitad del tramo que nos queda; y antes de eso, habrá que recorrer la mitad de esa mitad… y así sucesivamente: siempre tendremos una mitad que recorrer, aunque sea muy pequeña, por lo que nunca llegaremos al final de la pista.

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 48-49.

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 48-49.

Imagen de la paradoja de la dicotomía extraída de https://es.wikipedia.org/wiki/Paradojas_de_Zen%C3%B3n

Imagen de la paradoja de la dicotomía extraída de https://es.wikipedia.org/wiki/Paradojas_de_Zen%C3%B3n

 
 
Imagen de la paradoja de la dicotomía extraída de https://es.wikipedia.org/wiki/Paradojas_de_Zen%C3%B3n

Imagen de la paradoja de la dicotomía extraída de https://es.wikipedia.org/wiki/Paradojas_de_Zen%C3%B3n

 

El segundo argumento trata sobre dos cuerpos y parte del mismo supuesto que el anterior: el famoso y rápido guerreo Aquiles no podrá alcanzar nunca a una tortuga (sí: a una tortuga) siempre y cuando le deje cierta ventaja inicial al reptil. Así lo explica Aristóteles en su Física:

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 50-51.

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 50-51.

 

Simplicio (en griego, Σιμπλίκιος; Cilicia, aprox. 490 – 560), comentarista de Aristóteles y gracias a quien disponemos de importante documentación relativa a la filosofía preseocrática, lo explica así:

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 50-51.

Los filósofos presocráticos II, traducciones por Néstor Luis Cordero, Francisco José Olivieri, Ernesto La Croce, y Conrado Eggers Lan (Néstor Luis Cordero es responsable del capítulo dedicado a Zenón), Editorial Gredos, Madrid, 1985, pp. 50-51.

Imagen de la paradoja de Aquiles y la tortuga extraída de https://es.wikipedia.org/wiki/Paradojas_de_Zen%C3%B3n

Imagen de la paradoja de Aquiles y la tortuga extraída de https://es.wikipedia.org/wiki/Paradojas_de_Zen%C3%B3n

 

¿Cómo no podía alcanzar Aquiles, el de los pies ligeros, a una lenta tortuga? ¿Estaba tal vez la tortuga “debajo del agua”, como canta Joe Arroyo en esta canción? (aquí, en el minuto 0:51). Pero la cita que nos ha llegado no habla de agua alguna:

'Taba la tortuga bajo del agua, bajo del agua
Bajo del agua, haciendo su ruido como cosa mala
'Taba la tortuga bajo del agua, bajo del agua
Bajo del agua, haciendo su ruido como cosa mala

Joe Arroyo - La tortuga

Homero, Ilíada, traducción de Emilio Crespo Güemes, Editorial Gredos, Madrid, 1996, Canto I (55), p. 105.

Homero, Ilíada, traducción de Emilio Crespo Güemes, Editorial Gredos, Madrid, 1996, Canto I (55), p. 105.

 

La tortuga, en realidad, no estaba “debajo del agua”, sino en el suelo, como Aquiles. Pero cuando Aquiles, que ha dejado ventaja a la tortuga, llega a donde está esta, la tortuga ha recorrido ya una distancia, aunque sea pequeña; y cuando Aquiles llega a esta nueva posición de la tortuga, el reptil ha avanzado un poquito más, y así hasta el infinito: aunque la distancia vaya siendo cada vez menor, Aquiles nunca va a llegar a alcanzar a la tortuga.

 
 

El tercer argumento de los que nos rescata Aristóteles es ya uno de los que se remiten a una concepción del tiempo y el espacio como compuestos de unidades mínimas (y no como divisibles hasta el infinito, que es el caso de los dos argumentos anteriores). Es el conocido argumento de la flecha:

 
 

Aristóteles, Física (239b30), traducción de Guillermo R. de Echandía, Editorial Gredos, Madrid, 1995, Libro VI, Capítulo 9, p. 378.

 

La flecha que ha sido lanzada no se mueve, pues en cada instante indivisible, en cada “ahora” en que el tiempo se divide, la flecha va a ocupar un espacio igual al de sus propias dimensiones; es decir: la flecha, aunque aparentemente está en movimiento, en realidad está siempre quieta, ocupando un mismo espacio, en cada instante, en cada “ahora”. Y es que en cada “ahora” no hay tiempo en el que moverse, por lo que en cada “ahora” la flecha está quieta.

 

En un instante indivisible, en un “ahora”, nada se mueve; y el tiempo está compuesto de instantes, por lo que nada, en general, se mueve, aunque parezca que sí.

 

Diógenes Laercio, Vidas y opiniones de los filósofos ilustres, traducciones por Luis-Andrés Bredlow, Editorial Lucina, Zamora, 2010, Libro IX, p. 353 (pasaje 72).

 

Aún Aristóteles nos muestra un cuarto argumento de Zenón. Y todavía nos han llegado algunos más. Pero lo importante para nosotros es que este tipo de argumentos forzó a los filósofos a buscar explicaciones y nuevos caminos para comprender algo que resultaba obvio pero que no lo era tanto: la existencia de la pluralidad y del movimiento.

 

“Muchos viven tranquilamente creyendo que tienen explicadas las aporías de Zenón y ni siquiera las han captado”, afirma Alejandro Sanvisens Herreros en un artículo del año 1992 titulado «Actualidad de la Aporías de Zenón», y que dejo por aquí por si se quiere seguir pensando sobre estos galimatías que nos planteó Zenón, ciudadano valeroso, “de buen porte y agradable figura”, como nos cuenta Platón, discípulo y amante de Parménides de Elea, que murió de forma terrible enfrentándose a un tirano con orgullo y entereza.

Sanvisens Herreros, Alejandro. «Actualidad de la Aporías de Zenón». CONVIVIUM, [en línia], 1992, Núm. 3, p. 5, https://raco.cat/index.php/Convivium/article/view/73372 [Consulta: 17-08-2021].

Sanvisens Herreros, Alejandro. «Actualidad de la Aporías de Zenón». CONVIVIUM, [en línia], 1992, Núm. 3, p. 5, https://raco.cat/index.php/Convivium/article/view/73372 [Consulta: 17-08-2021].

Platón, Parménides (127b), traducción de María Isabel Santa Cruz, en Diálogos V, Parménides, Teeteto, Sofista y Político, Editorial Gredos, Madrid, 1988, p. 32.

Platón, Parménides (127b), traducción de María Isabel Santa Cruz, en Diálogos V, Parménides, Teeteto, Sofista y Político, Editorial Gredos, Madrid, 1988, p. 32.

 

Zenón de Elea

Continuamos nuestro paseo por #Japón #leyendohistoriadelafilosofía 📚🇯🇵. #Zenón reflexionó sobre las tesis de su maestro Parménides acerca de la existencia o no del movimiento y la pluralidad. Y es que, si se le da una vuelta al asunto, no es tan evidente que seamos varios y no uno, que nos movamos y no que estemos parados. En fin, un paseo tranquilo. Mañana, más. ❤️🔥📚🥷🇯🇵✊🏾🦉

En esta segunda parte se abordan algunos de los argumentos acerca de la imposibilidad del movimiento que expuso #Zenón en su libro perdido. Se nos habían caído ya los chupetes así que tocó terminar el vídeo en casita…

 
 

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